viernes, 27 de abril de 2012

¡Otra nota lanzada al mar!...



¡Ah! Qué bueno estar bajo esta sombra Wilson… qué cansado vengo de la playa. ¡Sí! Adivinaste Wilson, vengo de allá, de haber enviado una nota más al mar para ver si esta vez sí da resultado…

Aunque en ocasiones me pongo a pensar, si realmente quisiera salir de este aislamiento.

La sombra de las palmeras me parece más agradable por momentos, que la mejor de las compañías…. ¡No Wilson!, no me refiero a ti, por favor no te sientas aludido. Tú eres la mejor de las compañías que podía tener en este lugar. Sucede que en ocasiones hablamos sin pensar mucho lo que vamos a decir.

No me refiero a ti, sino a las personas que conocí antes de llegar a este lugar de soledad.

Y no es que aquellas personas no fueran mejores que yo en muchos aspectos.

No, en realidad conocí personas respetables, eficientes, bondadosas, y otras no tanto.

Lo que digo, es que ahora comprendo por qué los jóvenes son renuentes a seguir los caminos establecidos.

Cuando miran el entorno que los viejos les van dejando, cuando ven la podredumbre, la hipocresía tomando asiento y poder en todo lo que rodea a las sociedades, a los poderes de gobierno, a las cúpulas religiosas. A la moral arcaica, muerta, en descomposición franca del mundo en que vivimos.

Los jóvenes no pueden menos que inclinarse a la rebeldía, a la anarquía.

Arremeter en contra de todo lo establecido. Los menos violentos se esforzarán por cambiar mediante las Instituciones, ejerciendo su derecho al voto, a militar en la oposición.

A hacer su mejor esfuerzo por lograr la excelencia académica, para así ofrecer sus servicios a los necesitados.

Antes la humanidad que el lucro.

Antes el bienestar social que amasar bienes y fortunas.



Así era mi generación Wilson.

Recuerdo que alrededor de los treinta y tantos, solía mirar que la gente de empresa, la gente con iniciativas de progreso, de cambio en todo lo social, era gente de mi generación.

Miraba con asombro gustoso pequeños empresarios, políticos en ciernes, científicos, y todo tipo de gente productiva, estaba empujando hacia una reforma social profunda, hacia un cambio en la economía pública, en una distribución más equitativa de la riqueza.

Estábamos al borde de lograr la restauración de la moral, de la ética.  El surgimiento del país donde nací…

Pero nada sucedió amigo, nada…

¿Sería cuestión de reformar la fe?

¿Sería que no se puede tener moral sin tener Dios?

¿Sería que la hipocresía es resultado de las religiones,

… o es naturaleza humana?

No lo se, querido amigo,…

todos tenemos algo bueno, y algo malo en nuestra mente, en nuestra alma.

Aunque en efecto hay ejemplares entre los humanos que destacan en lo uno o en lo otro.



En ocasiones la vida parece ser una espiral, y en otras,

la Historia parece que solamente da vueltas en un mismo plano,

como un viejo Sansón, que solamente da vueltas a la misma piedra de molino.

Ciego, encadenado, derrotado por sus propios vicios…

Porque no fue la traición de Dalila, lo que perdió a Sansón

… él solo por su necedad, le dio el secreto de su fuerza, y se metió en su cama, y se bebió el vino que lo adormeció para que los Filisteos lo pudieran dejar ciego y encadenado.



Sí Wilson, mi generación también traicionó sus ideales, también fue como Sansón, víctima de sus propios vicios,

… y se dejó seducir.

Y hoy es como un viejo Sansón, fuerte y rabioso, pero encadenado y ciego.



Así somos los hombres, no que Dios quiere que así seamos, no que el diablo nos engañe.

Sino nosotros vendemos nuestra libertad a quien nos sabe seducir.



¡Qué bueno Wilson! Que tú seas solamente un balón con el rostro pintado.



Que duermas bien amigo… ¡Veremos qué suceda el día de mañana!

(Lo que es seguro, es que mañana o después lanzaré otra nota al mar....
¡¡Ahhhhh!!..... ¡Cajum!.... Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz)

miércoles, 25 de abril de 2012

¡Hola Wilson!


¡Caray querido Wilson! ni te imaginas cuánto bien me hace tu amistad, siempre incondicional, siempre paciente, y sobre todo muy atento siempre a todo cuanto tengo que contarte.

¿Cómo dices? … Ah tú siempre tan gentil, pero sobre todo, siempre tan preciso en tus comentarios y tan imparcial en tus opiniones.

Verdaderamente, así debería dialogar la gente, por turnos. Sin arrebatarse la palabra. Sin insultar, sin mofarse, sin descalificaciones mutuas.

¿Te puedo ofrecer algo mientras charlamos?
De verdad, no importa,... no es molestia.  Es un placer, en serio… sí.

Por cierto, Wilson, te has fijado que las charlas de las personas son cada vez  más ruidosas, tanto, que nadie puede escuchar lo que otros dicen.
Es como si fuera un diálogo de sordos. ¡je!

Y luego, las prisas,... todos quieren llegar a conclusiones rápidas por la falta de tiempo.
Nadie tiene ya la paciencia de leer el periódico… ¡No!...
Bueno, y para lo que te encuentras en los noticieros,
¡Puro de lo mismo! Violencia, muerte, abusos, charlatanes, discursos que no dicen nada.
Y si no, … ¡puros chismes de artistas!

¿Y la música?
¡Ah! Bueno si es que al ruido se le pudiera llamar música. ¡bah!
Glenn Miller, Percy Faith, Los Beatles, Chicago... ¡esa sí que era música!
No que ahora…

¿Y qué me dices de las modas?
Todas son cíclicas...
¡Si lo único que falta es que regresen las modas de los '20s!
Bueno, eso sí no me tocó… yo soy más reciente,…

¿Cómo?... ¡gracias Wilson!...
Lo dicho: eres todo un,… un… bueno, estaba a punto de decirte que eres un buen caballero, pero no.
¡No querido! Tú eres mucho mejor que eso.
¡Eres mi amigo!, mi paciente amigo.
Si no fuera por ti.
Seguramente ya me habría vuelto loco, en esta isla.

Solo… sin más horizonte que mirar que el océano, sin más música que el oleaje del mar, y el silbo del aire agitando las palmeras, sin otra tarea que salir de pesca, o reparar el refugio, o tenderme al sol, para luego meterme a nadar un poco y refrescarme.   

Sí, seguramente ya me habría enloquecido, te debo tanto amigo Wilson.
Tanto… que estoy seguro que no puedo calcular cuánto te debo.

Imagina no tengo un cine ni un café a donde ir, ni un museo qué conocer, no hay ningún Mall,
¡Vaya!... Que ni siquiera hay aquí una iglesia, a dónde refugiarme o escuchar un sermón, ya sabes… de esos que escuchaba antes de haber llegado a esta isla.

"Dios quiere que seas prosperado", o… ¿cuántos dicen "amén"?… ¡"Amén"!, o… ¡Levanta tu mano, ahí donde estás, quiero hacer esta oración contigo, para que recibas a Jesús!... ¡¡RECÍBELO!!, ¡¡RECÍBELO!!
¡Ja!, y luego la jergoniza: "arrrabababasieotneowne, sacalabazukarambo"....
¡Que dizque lenguas celestiales...
... y luego las convulsiones y la ezquizofrenia en su apogeo...
En fin, ya sabes todo aquello que solía escuchar, antes de llegar a esta isla…

Así es Wilson, tienes razón, gracias a Dios, que llegué a esta isla, lejos del "Amén" y lejos de las discusiones teológicas, lejos de las denominaciones, de los radicales, de los musulmanes, de los judíos, de los cristianos, y hasta de los hare Krishna. ¡ja!

Estos sí que eran unos ejemplares simpáticos, con sus cabezas rapadas y sus ropas extrañas, ¡ah! Y sus mantras, y sus rosarios. "¡hare krinshna, hare krishna, krishna krishna hare hare, hare rama hare rama, rama rama hare hare!"
Bueno, yo nunca me enrolé en el movimiento Krishna, aunque sí llegué a vivir con una familia devota. 

De verdad Wilson,...
Si pudiera jurar, te lo juraría... 
Pero Dios es testigo que no miento.
Lo más que llegué a hacer, fue comer sus guisos vegetarianos.
Ya sabes... el curri, el arroz integral, eso sí, muy sano, con bajo colesterol.
Y te mentiría si te dijera que me desagradaba comerla.

Por cierto Wilson, ¿Crees tú esa historia que cuentan acerca de Mahatma Gandhi?
¿Cuál?...
¡Aquella hombre!, que dicen que en una ocasión... en Sudáfrica, trató de entrar en una iglesia protestante, y ya sabes, como el apartheid era lo común en Sudáfrica,... pues que le impiden el paso a Gandhi, que quería -dicen- convertirse al Cristianismo... ¡De verdad Wilson!
Bueno,... pues que le cierran la puerta de la iglesia.
Y nada, que Gandhi se quedó con su fe hinduista…
por eso muchos piensan que se fue al infierno.
¡Sí Wilson! Así es,
... y todo porque al morir en lugar de nombrar a Jesús, clamó a Krishna en su último suspiro.

Y yo me pregunto Wilson, suponiendo que la gente que dice que Gandhi se fue al infierno por eso, tenga la razón,...
¿De quién fue entonces la culpa? ¡Digo!...
Suponiendo que Dios le tomó a mal a Gandhi, no haber creído en Jesús...

Bueno Wilson, creo que ya es hora de descansar un poco.
¡Que descanses, Wilson!...
¡No te olvides de decir tus oraciones amigo…
¿Qué?...
¡No Wilson!... No te preocupes,
tu y yo somos libres de platicar con Dios,
como lo hacemos tu y yo entre nos. En confianza,... ¡Pero eso sí!, con reverencia.
Y sabiendo que El oye...
Así que duerme tranquilo.

(Mmm... Caray Wilson, si supieras amigo,...
nadie se pone de acuerdo acerca de cómo hablar con Dios...zzzzzzzzzz)